Crónica de Carles Duran
Los pasados días 20 y 21 de mayo fuimos a realizar una “machada” de las nuestras.
Salimos de BCN en tren y las 8 bicis en el Zafira de apoyo, para dirigirnos hacia la población de Ribes de Freser. En el tren también estaba Ángeles Juan, que iba con unos amigos a hacer el tramo hasta Manlleu. Allí llegamos sobre las 9.15 (2 horas de tren) y desayunamos en el Bar-guarro de la estación. Sobre las 9:45 horas empezamos la salida: 8 ciclistas y el coche de apoyo para llevar maletas.
Desde Ribes de Freser empezamos la subida por asfalto hacia la población de Bruguera (5 kms). Allí la carretera sigue subiendo hasta el Coll de Jou (hay otro en Solsona) por pista de hormigón, ya que son rampas muy duras.
A media subida, Iván rompe la cadena y gracias a Jacinto (mecánico ambulante) se la arregla, así que llegamos al Coll de Jou, que está justo debajo del Taga.
Allí Jacinto tuvo que volver a buscar la llave allen que usó para la reparación, así que perdimos un buen rato entre pitos y flautas. Desde allí descenso por pista de hormigón hasta Ogassa, lugar en que nos cruzamos con un burro “català” con el que nos hicimos una foto (momento de cachondeo total).
En otro tramo, el camino ha de cruzar el rio Ter, pero es imposible ya que el caudal era importante y muy ancho de orilla a orilla, así que Frank encontró un puente de esos colgantes (tablones de madera y cables de acero). Debía tener entre 30 y 40 metros de largo y no veáis como se balanceaba!!!!
Luego ya no recuerdo nada más hasta llegar a la población de Vallfogona, dónde comimos en el restaurante Can Polla, a base de menús (verdura, canelones, pasta, codillo, patatas rellenas, etc…). A la hora del café el camarero nos deseó suerte, ya que empezaba a tronar y amenazaba con lluvia. El grupo de Ángeles comió en el mismo lugar y salió una media hora antes que nosotros. Ya no los vimos más. Llevábamos 48 kms. y nos quedaban aún 52!!
Así pues, salimos del restaurante con truenos por la derecha para empezar una subida muy larga y muy dura (7 kms infernales). No nos cayó ni una gota, mientras que Tigero (conductor) nos dijo que bajando Coll de Canes hacia Ripoll, los coches estaban parados por el granizo que caía.
En nuestro particular calvario había llovido por delante nuestro, así que suponemos que al otro grupo se mojó un poco. En un cruce, el GPS nos manda por donde no hay camino, así que seguimos el camino de subida hasta que al cabo de 800 metros éste se acaba. Este tramo lo hicimos empujando la bici porque el barro nos impedía continuar.
Volvimos atrás y vimos que detrás de un pequeño montículo empezaba otro camino, así que lo cogimos y vimos en el GPS que era el bueno. Al poco rato coronamos el Coll de l’Home Mort (Puerto el Hombre muerto, jarlll!!!) y empezamos descenso hasta Vidrà. Allí vemos que difícilmente tendremos tiempo y luz para llegar a Vic. Alfredo opta por subirse al coche y esperarnos en la Casa Rural. Los demás seguimos y el GPS nos manda por un PR (Puta Ratonera) donde es imposible ir en bici y casi imposible andar, así que bici a rastras y al hombro a ratos.
Cuando acaba este tramo (tardamos casi una hora en hacerlo) cogemos una pista de bajada que cruza varias veces el rio Ter, que debido a las últimas lluvias iba lleno, muy lleno. Así que lo cruzamos unas 3 o 4 veces y cada vez los pedales se metían en el agua, cosa que hizo que el barro acumulado se quitara del cuadro y la cadena.
Al final llegamos a St. Pere de Torelló dónde decidimos acabar lo que nos queda pero carretera, que con la BTT cansa y mucho. Fuimos rodando hasta Manlleu el recorrido de la Terra de Remences, pero para llegar a Vic desde Manlleu, hay una recta infinita de 4 kms. dónde fuimos rodando a relevos. Al llegar a Vic nos costó encontrar el tramo de salida a Sta. Eugènia de Berga (3 kms). Eran las 21.10 de la noche y casi no se veía nada. Enfilamos una recta de 3 kms. y en un rotonda había un coche de los Mossos. Menos mal que debían ir a plegar y no nos dijeron nada, porque íbamos sin luz ni reflectantes.
A les 21.30 llegamos a la casa rural: cena, secado de zapatillas con papel de periódico y a dormir. 100 kms exactos en casi 12 horas. Vaya palizón!!!!
El segundo día amanece soleado y Alfredo, Tigero e Iván deciden volver a BCN.
Nosotros, ojo al dato, salimos sobre las 9.30 de la mañana. Pues bien, a las 11.10 aún estábamos al pueblo de al lado. El problema fue que cuando íbamos por el buen camino, o sea, siguiendo el camino del Meridià Verd, a Montse se le rompió el cable y tuvimos que volver a Taradell, que está al lado del pueblo dónde pernoctamos. Decidimos llegar hasta Collformic por asfalto para avanzar tiempo y al coronar tiramos a la derecha por la pista que lleva al Pla de la Calma. Este sitio es precioso, casi Alpino, con sus vacas, prados verdes, etc.
En ese momento llevamos ya 40 kms. y empezamos un descenso de 10 kms. de fuerte pendiente por una pista llena de piedras. Descenso muy peligroso y cansado, por la tensión que uno lleva. Ahí, Paco pincha ya que bajaba un poco a “tumba abierta”.
Llegamos a Cànoves, dónde comimos un un restaurante dónde la camarera tenía muy mala leche. Allí un gitano le dijo a Valen, aun no se por qué, que si supiera que día se iba a morir, más de un mosso las iba a pasar putas. Ejem, ejem.
En ese momento, Mingo opta por coger el tren y volver, ya que para él ya ha hecho más de lo que esperaba. Desde allí enfilamos una serie de pistas por una zona natural llena de pastos, exactamente en el triangulo Canoves-Cardedeu-Granollers. Nunca habría imaginando que todo eso existiera por esa zona. En un lugar para ir un día tranquilamente a pasear. Antes de llegar a la Roca, un muro en medio del bosque con adoquín tipo Roubaix. Brutal !!!
Llegamos a la Roca sobre las 17.15 y hubo un momento de motín, ya que algunos querían volver por el rio Besós. Frank y un servidor los convencemos que después de todo lo que hemos hecho, hay que subir la Serralada de Marina y acabar lo que hemos empezado. Los subimos cómo si nada, a buen ritmo y luego “rodamos” por la parte de arriba pasando encima de Vilassar, Premià, Alella, Badalona y Sta. Coloma. Todo un sube y baja que al final se nos hace duro pero superamos el reto. En el último descenso en el que íbamos “enfilados” a Frank se le cruzó un perro y se fue al suelo. Enseguida nota que se ha hecho daño. Al abuelo no le “metimos” por respeto…..
Ya en BCN Frank decide ir a casa a ducharse y luego al hospital, dónde según últimas noticias, tiene fisura de clavícula. Ánimo Frank, podría haber sido mucho peor. El resto fuimos al Mota a buscar las bolsas que Alfredo dejó por la mañana con el coche. Llegamos a casa sobre las 20.15 con 110 kms.
Bonita experiencia (lástima del barro y el sendero de Vidrà) para saber lo que nos espera en la Pedals de Foc (7,8 y 9 de Julio).
Reportaje fotográfico en el Picasa del CEGUB.
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