El pasado jueves 9 de julio el Tour de Francia visitó tierras catalanas, con la celebración de la etapa Girona-Barcelona.
Nuestros planes iniciales eran salir desde Barcelona en bici para dirigirnos hasta el Alto de Collsacreu y ver allí el paso de la caravana publicitaria y de los corredores.
Quedamos a las 10 de la mañana LoGarri, Richy y Rubén junto con la compañía de Mario y Guillermo, que venían desde Talavera y Guadalajara respectivamente para iniciar el tradicional stage veraniego el día siguiente.
Las previsiones meteorológicas no eran demasiado buenas y a la hora de la partida en Fabra i Puig empezó a llover. Estuvimos esperando en una terraza mientras desayunábamos a ver si paraba, aunque el cielo estaba muy cubierto.
Pues allí estuvimos dos horas esperando. Manda narices que no llueva en Barcelona en dos meses y el día que llega el Tour diluvie de la forma que lo hizo durante toda la mañana.
Montamos un plan B que fue volver a casa, comer, e ir a Montjuïc a ver el final de etapa. Por lo menos allí el tiempo dio una tregua y nos permitió ver la llegada y toda la parafernalia que se monta en el Tour.
Para redondear la jornada, por la noche fuimos -gentileza de Xavi Martín- a la fiesta Cervélo que se celebró en la disco Ribelino's. Allí pudimos ver las nuevas bicis que están usando Carlos Sastre y sus chicos en la ronda francesa, como el modelo P4 de contrarreloj o esta R3 SL especialmente decorada para la ocasión, y también echar unas risas, comer canapés y beber por la patilla y ver chicas guapas. ¡Glamour du Tour!
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