El pasado sábado 4 de julio estrenamos una nueva marcha en la localidad leridana de Balaguer. En el menú, un duro recorrido de más de 150 kilómetros y cuatro puertos para totalizar más de 3.000 metros de desnivel acumulado. Para aderezarlo, previsión de mucho calor, con temperaturas claramente por encima de los 30 grados.
Nos apuntamos a esta aventura tres socios del Provençalenc: Xavier Vilanova, Carles Garrido y, quien escribe estas líneas, Rubén Carro. Nos alojamos en el Hotel Balaguer, alias "la sauna". Este año parece que estamos abonados a pasar calores durante las noches (recordar el alojamiento en Benabarri, Puertos Ribagorza). Es lo que tiene el estar en un hotel entre el local de la Peña Barcelonista y la sede de Convergència de la localidad: nada bueno, jejeje.
Para cenar nos juntamos con la peña del foro APM, que habían montado quedada con la excusa de la marcha. Velada muy agradable en la pizzería Sapore con una conversación monotemática pero que es la que nos gusta. Allí, entre pasta y pizzas, hablamos de puertos, marchas -actuales, míticas e históricas- y excursiones varias.
El despertador sonó a las seis y media de la mañana del sábado. Después de un desayuno algo frugal, pagar y prepararnos, nos dirigimos con el coche hasta el polideportivo donde se daba la salida a la marcha. La temperatura ya era alta a esas horas pero tal vez menos de lo esperado debido a un pequeño chubasco que parece cayó de madrugada. Ni nos enteramos...
Después de las últimas indicaciones por parte de la organización y del corte de la cinta por parte de Sergi Escobar, corredor ilerdense campeón olímpico y actualmente en las filas del equipo Andorra-GrandValira, empezamos el recorrido cuando pasan minutos de las ocho.
La cosa sale bastante tranquila pero, como los primeros kilómetros van picando hacia arriba, pronto se forman los grupitos. Hasta el kilómetro 15 la carretera sube hasta Vilanova de la Sal y Les Avellanes, donde giramos a la izquierda y, después de una breve bajada, atacamos las primeras rampas del Port d'Àger.
Este puerto no tiene demasiada historia. Carretera ancha y muy tranquila con la Serra del Montsec que ya se adivina al fondo. Subimos hasta arriba LoGarri y yo a un ritmo muy cómodo. Como había "pacto de no agresión", esperamos a Vilanews y a Xavi Òdena y Lluís Tirapu -compañeros de fatigas del Montjuïc- en el avituallamiento de arriba.
Nos ponemos las botas con mucho líquido, trozos de melón, plátanos y frutos secos. Cuando Vilanova llega nos dice que tirará por el recorrido corto -se ahorrará dos puertos- porque durante la semana ha estado enfermo y no tiene buenas sensaciones. ¡Sabia decisión!
Bajamos el puerto a toda velocidad y en Àger giramos a la izquierda para, sin más dilación, comenzar la subida del puerto del día: el Coll d'Ares. Son 14 kilómetros de carretera estrecha, muy buen asfalto y una pendiente media del 6,6%. El coll es muy constante con una zona central sobre el 7,5% de media, un kilómetro llano y los cuatro últimos kilómetros un poco más duros pero que se suben bien.
LoGarri y yo nos volvemos a "escapar" y ascendemos a un ritmo constante pasando a bastante gente. Buena prueba de ello es la buena cara que llevamos en la penúltima curva antes de la cima. Gràcies per la foto Amadeu!!!
Vale la pena ir mirando el paisaje de todo el Montsec d'Ares y del Port d'Àger que dejamos atrás. El día es espectacular y todavía no aprieta el calor.
Paramos en el avituallamiento de arriba. Se nota que la gente no va en "modo competitivo" y se explayan ya que vale la pena. Todos los avituallamientos están de lujo, especialmente la bebida, donde no faltaron agua, isotónica de limón y naranja y cocacola fresquitas. Los organizadores estuvieron al loro y resolvieron la contingencia del calor con nota.
El descenso de Ares es de los técnicos. Los primeros kilómetros transcurren entre un bosque y curvas de herradura muy bien señalizadas. La bici se embala pero no conviene coger mucha velocidad. Pasamos por un cortado con unas impresionantes vistas vírgenes pasando por la localidad de Alsamora. Por aquí hay zonas de asfalto en mal estado pero, con un poco de precaución, se va haciendo.
Llegamos a Pont de Montanyana y, después de girar a la derecha, atacamos la tercera dificultad del día, el Coll de Montllobar. Había miedo porque este es el típico puerto que no es muy duro sobre el papel pero que se engancha debido al calor que suele haber en la zona y la ausencia de sombras. El sol ya picaba y la temperatura rondaba los 35 grados, aunque podía haber sido peor... LoGarri y yo damos una nueva exhibición (¡qué fantasma!) y, después de reagrupar, bajamos hasta Tremp.
Desde aquí seguimos por la carretera que se interna por el desfiladero de Terradets y que bordea el pantano de Camarasa, con la dificultad del Alt de Fontllonga, típica subida de tres carriles con el sol cayendo, ahora sí, a plomo. Aquí ya se encienden las alarmas y tengo que aflojar un poco, pero con la tranquilidad de que el resto de kilómetros son prácticamente favorables.
A falta de un par de kilómetros para llegar a Fontllonga se encuentra el último avituallamiento completo. Comemos y bebemos y, justo antes de coger mi bici, oímos como revienta la cámara de la rueda trasera. Cosas del calor. Reparamos y nos ponemos en marcha descendiendo el alto, siguiendo por los túneles, Camarasa, Sant Llorenç de Montgai y Gerb, donde vamos en un grupo de unos diez donde Xodena y LoGarri llevan la voz cantante... tirando del "carro", que se esconde hábilmente para no perder comba, jejeje.
Llegamos por fin a la alfombra de cronometraje situada en la entrada de Balaguer y, ya sin prisas, volvemos al pabellón donde tenemos a Vilanova duchado y avituallado desde hace un buen rato. Nosotros nos pegamos un piscinazo, nos duchamos y comemos la ensalada de arroz y el gazpacho fresquito que nos ofrece la organización.
Después de una animada tertulia, un cafelito y una parada para repostar, volvimos a Barcelona escuchando el prólogo del Tour 2009 por la radio para llegar a la city sobre las 19:30.
En definitiva, marcha muy recomendable con una organización de auténtico sobresaliente. Si continúan en esta línea, sin duda será uno de los referentes del cicloturismo catalán de los próximos años. Algunos participantes pedían un cambio de fecha para el mes de mayo o junio pero... ¿no decían que las bicicletas son para el verano?
No hay comentarios:
Publicar un comentario