Crónica de Emilio Cebrián
Son las 8 de la mañana del sábado. Salimos del punto de reunión desde donde parte el club los socios Rafa, Joaquín, Francisco, Esther y yo para hacer un poco de entreno. A la llegada de Badalona empieza a soplar un poco de aire, aunque el día está precioso y con muy buena temperatura.
A la salida de Montgat, Francisco se da la vuelta porque tiene que estar pronto en casa y los demás seguimos adelante. Conforme íbamos subiendo hacia Mataró el aire soplaba de cara y cada vez más fuerte. Por suerte era contínuo y se podía soportar.
Al llegar a la altura de centro comercial de Mataró decidimos subir a Argentona por la riera y así lo hicimos. La subida se hizo tranquila. Al llegar a la población de Argentona, Joaquín nos dijo de ir a un bar que está muy bien de precio. Dicho bar está subiendo por la riera en la segunda rotonda a la derecha y, cuando nos encontramos el primer badén peatonal, a la izquierda. Tiene unos grandes ventanales.
La vuelta la hicimos por el mismo recorrido por la costa, pero con una novedad: ¡el aire seguía soplando con fuerza pero esta vez a favor!
Esther puso plato y rodaba a 38 kms por hora sin apenas dar pedales. Estaba flipando porque ella no suele poner el 52 y esta vez lo puso en llano y volaba...
En la recta que hay entre Premià y Vilassar dejé de dar pedales y paré llegando a un semáforo. Viendo el aire que hacía a favor decidí dar un solo golpe de pedal para aguantar el equilibrio y nada más. El aire me empujaba y el cuentakilómetros me marcaba una velocidad de 5 a 6 km/hora.
A la llegada a la "rotonda maldita" antes de llegar a Montgat se unió al grupo la triatleta Judit. Le dije que se pusiera con Esther y Joaquín y yo nos pusimos en paralelo y no dejamos pasar a ningún coche hasta llegar a la ampliación de carril, lugar donde nos pasaron todos.
Entramos a BCN todos juntos y sin ningún incidente a destacar.
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