Crónica de Emilio Cebrián
Los mismos socios que salimos a entrenar el sábado decidimos hacer la variante del domingo.
Como las previsiones meteorológicas eran iguales, o con temperaturas más altas que el sábado, salimos una hora antes para poder hacer el ascenso al Coll d'Estenalles con fresco o, aunque sea, con menos calor.
Por suerte para nosotros conforme salimos de BCN vemos que el día sale con nubes y el ambiente es fresco.
Cogemos en Montcada el desvío para ir hacia Sabadell. Subimos la cuesta del cementerio. Al coronarla el aire que soplaba era caliente. Nos dijimos "madre mía lo que nos espera"...
Seguimos la marcha hasta Sabadell. Allí el ambiente estaba cargado con una gran humedad. Por suerte el cielo se estaba tapando más y el sol no pasaba. Llegamos a Matadepera y, una vez que salimos de la población, enfilamos hacia el Coll d'Estenalles.
Cuando empezamos a subir, el grupo de cuatro se divide en dos: Joaquín y Francisco por una parte y Esther y Emilio por otra.
Cuando coronamos, Esther y yo nos hicimos la foto de rigor en el cartelito. Antes de poder coger frio bajamos dirección Talamanca. A 3 kms antes de llegar a esta población nos encontramos con el cruce que lleva a Sant Llorenç Savall.
Esther y yo paramos a esperar a Joaquín y Francisco. Cuando nos reunimos todos, bajamos por la fuerte pendiente, cruzamos el pequeño puente y volvemos a subir con rampas que iban de un 8% al 10% llegando en algún momento al 11% y, al fin arriba, llegamos al cruce de la carretera que lleva a Rellinars.
Seguimos por la collada, hasta llegar al Coll de Lligabosses. Pasamos el cruce que nos llevaría a Granera y realizamos el descenso definitivo a Sant Llorenç Savall.
Al llegar vemos al grupo B y tres unidades del grupo A que ya estaban en el bar almorzando. Al cabo de un ratito llegaron el resto de socios del grupo A que habían hecho la variante.
Para nuestra sorpresa y alegría, pudimos ver a Julio ya recuperado junto a su señora, y también vino en coche Juan Alarcón, recién operado.
Nos sentamos y pedimos el almuerzo ya que veníamos hambrientos. Yo me pedí mi bocadillo habitual, el de butifarra y Joaquín no se quedó corto y pidió uno de lomo.
Una vez almorzados todos, pusimos rumbo a BCN bajo un sol que picaba con ganas. Llegados a la gran ciudad, Francisco nos propuso de ir a tomar una cerveza por sus barrios y así hicimos. Acabamos sentaditos los cuatro de nuevo en una terraza bajo una sombrilla bebiendo una cervecita bien fría.
Más fotos en el Blog de Esther y Emilio.
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